sábado, 3 de septiembre de 2011

Verte sonreir...

Andando por la calle sin rumbo fijo, sin destino aparente, totalmente a la deriva. Pasando al lado de los solitarios parques unos rayos de memoria comienzan a arañar su cabeza, esos solitarios columpios le transportan hasta recuerdos de un momento más cálido.

Ella se dejaba empujar inocentemente en el columpio sin saber todo lo que sentía por ella, me sonreía y abrazaba, pero sabía que no significaba nada. Deseaba mirarla fijamente a los ojos, besarla con dulzura, despertar y que fuera lo primero que mi vista recreara por la mañana.

He de decir que me tienes perdido totalmente, quiero conseguir que salgas de mi cabeza, porque lo cierto es que no se como dejar de amarte. Cada vez que te vas pienso en ti, en la noche más oscura me pareces la más brillante de las estrellas, en el amanecer eres como los primeros rayos de sol que asoman en el horizonte, eres la nata montada encima de las fresas, el último bocado de un exquisito plato.

Vuelvo a casa una vez más un sabor de boca totalmente agridulce, tan irresistible como el aroma que tu piel ha dejado en mi ropa con tus abrazos, pero tan agrio como la despedida que nos separa una tarde más. Lo peor es que se que tu destino son los brazos de otro al caer la noche.













Me persigues incluso hasta en mis sueños, donde nada me detiene ni a ti tampoco, donde puedo sentir el roce de tu piel, el sabor de tus labios y el aroma de tu pelo. Es desesperante despertar de una felicidad absoluta solo para descubrir un crudo mundo en el que tu y yo no somos más que amigos. Y es que me rompe el corazón cada vez que me miras y dices "te quiero", porque se que nunca será como yo te quiero a ti.

Hoy la luna estaba especialmente hermosa, supongo que eso quiere decir que en algún lugar tu estas sonriendo, quizás solo me baste con eso, verte sonreír...


1 comentario:

  1. El soplar del viento acaricia mi pelo, cierro los ojos intentando recordarte pero tanto tiempo sin verte solo desencadena punzadas en lo más hondo de mi alma...
    En algún lugar, detrás de este cielo abierto, se que estás tú también observándo con envidia las estrellas que todo lo ven.
    M.

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