miércoles, 28 de marzo de 2012

Calor en el norte parte 4

El recuerdo de sus labios volvía a ratos a mi cabeza, estaba presente siempre, pero había momentos en los que se manifestaba por completo haciendo que me sonrojara aparentemente sin motivo. No había estado ni tres días completos en aquel pequeño centro médico, de hecho estaba perfectamente aparte de las heridas en el brazo y pierna derecha, pero los médicos querían asegurarse de que no hubiera daños internos por el impacto con las rocas. Curiosamente el había estado conmigo los tres días en aquel lugar, los demás también me habían visitado, pero él había estado allí noche y día conmigo, evitando que me sintiera solo o muriera de puro aburrimiento. Mi primer recuerdo al abrir los ojos después de que me llevaran en ambulancia fue el de su mano  agarrando con fuerza la mía, parecía totalmente obstinado y decidido a no soltarla, esto provocaba sentimientos extraños e indescifrables en mi interior, y si le añadimos lo del beso incluso peor, pero ¿había sido un beso?

Es cierto que nuestros labios estuvieron juntos, pero el lo único que hacía era aplicar los métodos de primeros auxilios para esa situación, es cierto que me pareció un beso de verdad, pero tal vez entre tanto golpe y movimiento confundí un poco las cosas. Lo cierto es que los tres días de "ingreso" fueron bastante divertidos gracias a su compañía, pudimos sorprendentemente conocernos incluso más de lo que habíamos sabido hasta ese momento, con tanto tiempo para hablar prácticamente sabíamos cada uno de los detalles más vergonzosos de la vida y personalidad del otro. Algo que me impacto especialmente fue el hecho de que cuanto más sabía de él más ganas tenía de saber, hasta sus "defectos" me parecían adorables en cierto punto, verdaderamente algo me decía que estaba empezando a sentir algo por este chico. No lo tenía del todo claro pero desde luego era eso lo que me parecía, por un momento se me paso la idea de la cabeza pero luego la descarte al instante. Para empezar era un hombre, para seguir le conocía desde hacia apenas unos días, no podía haberle cogido tanto cariño tan rápidamente ¿en que estaba pensando?

Comencé a pensar en lo que sentía cuando mi piel y la suya entraban en contacto, en como me ruborizaba cuando nuestros ojos se encontraban por accidente, o la forma en la que yo le miraba a escondidas cuando él salia de la habitación a por algo o se giraba un momento. El como sus palabras me podían tener entretenido y embobado durante horas, lo bien que lo pasábamos juntos, todo lo que teníamos en común, ¿tenía algún sentido negar lo obvio? Aun sabiendo eso no le mencione nada ni pregunte como me había salvado, porque eso probablemente nos llevaría a la escena del supuesto beso, y no me gustaría quedar como un idiota preguntando algo que probablemente solo fueran imaginaciones mías. Me acompaño a casa desde el hospital y se paro en seco justo antes de llegar a la puerta del jardín.

- Oye... ¿porque no damos un paseo?

Me pareció algo extraña la proposición teniendo en cuenta de que era algo tarde, casi las ocho de la tarde, así que por un momento dude sin contestar.

- Se que estarás cansado, pero después de tres días sentados seguro que te apetece estirar un poco las piernas, y bueno tal vez no se... bueno quiero decir la playa esta cerca y nunca he visto un atardecer... y bueno...

Estaba nervioso, aparentemente incluso se había enrojecido ligeramente lo cual no supe en el momento de que manera interpretarlo, sonreí algo tímido y le dije que si que me encantaría poder andar por fin. Recorrimos parte del paseo que rodeaba la playa separandola del suelo urbano, un alto muro de piedra blanquecina sobre el que se podía caminar y tener una vista de toda la playa. Nos paramos a mitad de camino a contemplar con calma el atardecer, el rojizo cielo estaba bañado con tonos anaranjados que lo volvían cálido y un auténtico regalo a la vista. Fran saco una toalla que llevaba escondida debajo del brazo y me guiño un ojo de forma picara, bajo las escaleras hacia la arena y me invito a seguirle. El tacto de la arena con mis pies siempre era agradable, sobre todo con lo fina que era en esa playa, extendió la toalla de amplias proporciones y nos tumbamos cada uno en un extremo lo más separados posibles a contemplar la escena. Poco a poco y sin darme cuenta, prácticamente por instinto, me acercaba poco a poco a él de forma discreta pero clara a la vez, llegue a estar tan cerca suyo que levanto los brazos haciendo que se estaba estirando a forma de señal, acepte la invitación y me apoye en su pecho sin dudarlo un instante.

Los latidos de su corazón se escuchaban de forma acelerada, su respiración intentaba estar tranquila pero también se notaba algo agitada. Note como una mano me rodeaba el hombro mientras la otra jugaba tiernamente con mi pelo, me acurruque un poco más entorno a su cuerpo y entonces note su mano sobre mi barbilla. Levanto mi cabeza hasta que nuestros ojos se encontraron los unos con los otros, durante unos segundos nos miramos fijamente sin apartar la vista el uno del otro, hasta que lo hice, me acerque con decisión y nos besamos. Este fue muy distinto al primero, con muchísima calma, disfrutando cada segundo del momento y cada sensación posible, tierno y pasional a la vez. No se cuantas horas nos estuvimos besando en aquella toalla, pero cuando me quise dar cuenta ya estaba bastante oscuro y se podían ver las estrellas con claridad en el cielo. Contemplamos unos segundos el cielo y Fran me miró con picardía.

- ¿Te apetece un baño?

- Estaría bien pero prefiero no mojar mi ropa y pillar un resfriado, sobre todo porque no me atrae la idea de pasar más tiempo enfermo - solté con tono bromista intentando calmar la situación

- ¿Y quien ha hablado de bañarse con ropa?

Sonrió como solo él sabe hacerlo y se quito la camiseta de forma seductora, cuando termino de bajarse los pantalones me miro con cariño y me beso mientras me desvestía a mi también. Mirar su irresistible cuerpo se me antojaba en todo momento, pero solo nos besamos y avanzamos de la mano a la orilla del mar que brillaba gracias al reflejo de la luna. El agua estaba cálida, aunque no tanto como me hubiera gustado, por lo que me abrace muy fuerte a él cuando estuvimos dentro y no puso ninguna objeción al respecto. No hacíamos nada, solo estábamos allí juntos, desnudos en el agua abrazados sin darle importancia a nada más. Continuaron los besos y cada movimiento que hacíamos era más tierno incluso que el anterior, al final me separó de su cuerpo, me miro fijamente a los ojos unos segundos y me pregunto...

- Entonces... ¿Quieres ser mi chico?

lunes, 26 de marzo de 2012

Calor en el norte parte 3

Me di media vuelta y entre en casa antes de que el viento me provocase un resfriado veraniego, deje el neopreno colgado en el tendal y me fui a la ducha, por suerte no había nadie en casa así que tenía algo de libertad para estar algo más cómodo en casa y ponerme música alta. Aun habiéndome quitado la sal en la playa, se sentía bien notar el agua cálida y el champú sobre mi pelo y piel, mientras las gotas caían por mi cuerpo comencé a tener recuerdos en forma de breves destellos de aquel día. Verdaderamente ese chico nuevo, el tal Fran, había conseguido captar mi atención, es más, había conseguido avergonzarme y a la vez ruborizarme demasiadas veces como para que eso fuera algo normal. Las imágenes de sus gruesos labios comenzaron a rondar mi cabeza, junto a su torso desnudo y los ojos que consiguieron captar a los míos desde el primer instante. Descarte esas imágenes al instante ¿En que narices estaba pensando? Salí de la ducha algo confuso por mis pensamientos, no se si decir que me estaba comiendo la cabeza incluso más de lo normal para mí. Al final me auto convencí a mi mismo de que era un chico genial, y que si provocaba un impacto tan grande en mi era por la cantidad de cosas en común que teníamos, nada más y nada menos.

Me puse un pantalón de chándal y una camiseta ancha, no había nada que me gustara más que estar recién duchado con ropa cómoda en casa. Abrí mi portátil y me prepare un sándwich vegetal de cena, tras mirar mis nuevas fotos y etiquetas en tuenti vi que el estaba etiquetado en una, así que decidí agregarle por tenerle por ahí. Me puse a otras cosas y deje un poco el tema de lado, hasta que de pronto escuche el característico sonido del chat, era él por supuesto. Empezamos hablando de chorradas y divirtiéndonos de forma bastante efusiva, hasta que la conversación trataba cada vez de temas más personales, lo cierto es que deje el resto de cosas a un lado y me centre únicamente en la conversación. Cuanto más hablábamos más cosas en común teníamos, era una locura, tanto que me sorprendí al mirar la hora y comprobar que ya eran las cinco de la mañana, cuando hacia breves instantes eran las ocho de la tarde, me despedí brevemente y me fui a dormir.

Cuando el despertador sonó a las diez de la mañana aun estaba en un estado de cansancio considerable, me levante perezosamente, cogí la tabla y el neopreno y mire el reloj, ya eran las once menos cuarto! Con un par de tostadas en la mano y trozos de galleta en la boca salí corriendo a reunirme con los de surf, llegaba tarde. Al final solo me retrase unos minutos, y tras las típicas bromas de Fernando y los bostezos perezosos de Antonio empezamos a cambiarnos. Mientras me cerraba la cremallera le vi caminando a paso decidido hacia nosotros, no supe como reaccionar, estaba con una mezcla entre nerviosismo y alegría, después de todo lo que habíamos hablado casi me sentía como si ya le conociera.

- Buenos días chicos - Dijo con una cara algo ausente, yo diría que medio dormida justo como yo.

- Buenas, ¿como es que has venido?

- Bueno, me contabas con tanto animo y entusiasmo eso del surf que decidí venir a verte, ya sabes que me pierde la idea de verte caer al agua desde la tabla.

Soltó una risita bromista con la clara intención de picarme, pero tratando de sonar lo más desinteresado posible simplemente le respondí.

- Pues probablemente te lleves una desilusión, si lo que quieres ver es a alguien patoso cayéndose al mar coge tu mismo una tabla y métete con nosotros.

Tras mi chiste condescendiente le saque la lengua de forma descarada y absurda, tanto que volvió a reírse una vez más, me encantaba cuando lo hacia. Tras los estiramientos en la playa entramos al agua, ese día estaba decidido por alguna razón desconocida a que él viera todo mi potencial con las olas. Empecé con las diagonales, recorriéndome amplios tramos del la playa de pie montado en estas olas para que tuviera una imagen clara de mi, después cogí las barras desde arriba bajando y subiendo la ola, e incluso me marque algún que otro truquillo. Él estaba impasible en la orilla, o bueno más bien no se como estaba exactamente pues a esa distancia no conseguía distinguir bien su rostro. Estaba tan ensimismado pensando en el, y tan preocupado porque me viera que no me dí cuenta del peligro hasta que fue demasiado tarde. Estaba en una diagonal de derechas cuando de repente me rompió la de izquierdas en la cara tirándome de la ola, la fuerza de esta me revolcó varios metros por el mar y me hizo chocar contra una roca cercana haciéndome daño en un brazo y una pierna. Me subí a la tabla rápidamente pero no tenía fuerzas para remar, note como un liquido caliente se deslizaba por mi piel y contrastaba con las bajas temperaturas del cantábrico. Empecé a marearme y la corriente me llevo con ella hacia las rocas del acantilado, otra ola me golpeo y una vez mas choque de refilón con otra roca. Fue un momento extraño, empecé a darme por vencido y a cerrar los ojos, a relajarme y tragar agua ya sin importar nada, solo quería descansar, estaba tan cansado.

Antes de poder darme cuenta un brazo tiraba de mi con muchísima fuerza, de pronto volvía a estar montado en mi tabla, tosiendo mucho y con dificultad para respirar, hasta que ya cerré los ojos por completo. Todo era muy extraño, me sentía mojado y seco a la vez, ni triste ni contento, prácticamente cono privado de sentidos y de mis sensaciones y emociones. De pronto volví a sentir, mi garganta quemaba y escupía agua a todas las direcciones, pero aun con el agua fuera no me quedaban fuerzas para respirar. Entonces note como algunas gotas caían sobre mi rostro, ¿estaba lloviendo? eso importaba bien poco pues me sentía de nuevo cada vez más alejado de aquella escena. No fue hasta que note algo cálido sobre mis labios que de pronto como quien no quiere la cosa el aire volvió a mis pulmones, el proceso se repitió varias veces hasta que al final note algo más, pude sentir no solo la sensación cálida y el aire sino un beso. Un beso tan dulce y tierno, tan agradable y sensible, tan desgarrador y desesperado que me insuflo vida una vez más. Empecé a toser como no lo había echo en mi vida, y cuando por fin termine abrí lentamente los ojos, vi un rostro familiar, entristecido por las lágrimas y a la vez alegrado por la sonrisa. Los ojos verde esmeralda me atravesaron sin temor y antes de articular palabra alguna se acerco con delicadeza y me beso una vez más.

jueves, 22 de marzo de 2012

Calor en el norte parte 2

Continuemos con la historia!


Tras terminarme la comida mi estomago quedo plenamente satisfecho, aun con los atracones que me metía a la hora desayunar, mis horas remando y luchando contra olas y corrientes hacían que mi cuerpo quemara todo a una velocidad exagerada. Fernando y Antonio me entendían y solían tener mi mismo apetito o incluso más, no es de extrañar por lo tanto que se montara una escena curiosa al vernos comer a los tres como animales cada vez que nos reuníamos. Celia me saco de nuevo de mi mundo mientras me contaba lo de sus clases de piano, la chica era una autentica virtuosa, de hecho nunca había oído tocar en directo a nadie mejor que ella. Tras una charla relajada decidí acercarme discretamente a Fernando para tener una conversación más privada juntos, quería saber más cosas acerca del nuevo integrante del grupo, pero por supuesto procurando que este no se percatase de tal cosa. Le hice una discreta señal con los ojos y nos fuimos a dar una vuelta, quedándonos cerca de las maquinas para hacer ejercicio del parque, las cuales solíamos usar más cuando llevábamos alguna copa de más que cuando estábamos normal.


- Oye ¿de donde sale este chico? , nunca me habías hablado de él -


Torció el gesto ligeramente adoptando una expresión bastante cómica


- Es el hijo de unos amigos de mis padres, va a pasar el mes entero en mi casa al parecer, así que pensé que ya que iba a estar aquí todo el tiempo pues podríamos aprovechar para conocerle y llevarnos con él.


- ¿Y ya esta? ¿no sabes nada más de él?


- No, salvo que es educado, algo desordenado y que parece simpático, el resto ya lo iremos averiguando, anda volvamos y deja de darle tantas vueltas a todo como haces siempre.


Quede satisfecho a medias, por parte me habría gustado averiguar más cosas sobre el enigmático personaje que era capaz de zamparse un bocadillo a una velocidad que se me antojaba humanamente imposible, de hecho termino de comer antes casi de que me diera tiempo a desenvolver el mio, pero por otro lado se iba a quedar el mes entero así que ya tendría tiempo para ir conociendole poco a poco. Cuando volvimos estaban riéndose todos, y él se nos quedo mirando un rato hasta que dijo con tono burlón.


- Por fin volvéis, ¿que paso? ¿muy ocupados hablando de mi?


Me entraron ganas de responderle que si con tono borde, arrancarle el cuello o simplemente pasar, ¿que se creía?


- No eres lo bastante interesante como para que hable de ti lo siento


- ¿Ah sí? ¿y entonces porque te he pillado mirándome tantas veces?


- Venga creetelo un poco más


Se echo a reír una vez más


- Solo era una broma hombre, necesitas un poco más de sentido del humor!


Y lo cierto es que no le faltaba razón, había sido una tontería que probablemente me habría tomado sin importancia de cualquier otra persona, pero oírlo de él simplemente me sacaba de mis casillas. Decidí calmar el ambiente sentándome un rato a hablar con él, y a partir de ahí mi concepción sobré él cambió por completo.


Resulta que probablemente no existiría una persona con la que tuviera tantas cosas en común, le gustaba la escritura, la misma música que a mi y prácticamente cualquier cosa relacionada con la creatividad y el arte, teatro, cine etc. Lo más sorprendente fue saber que a él también le encantaban los dinosaurios, me hizo sentirme un poco menos friki por dentro este dato. Al parecer era modelo, "no me extraña" pensé para mis adentros, y había pasado por un año bastante complicado, de hecho muy complicado es quedarse corto. Fue muy curioso, allí mismo, dos perfectos desconocidos hablando de cosas bastante intimas apenas unas horas después de conocerse. Me recordó un poco a mi año anterior, como caí tanto en tan poco tiempo, aunque eran dos casos totalmente distintos.


Abrí los ojos y vi que estaba oscureciendo bastante, tenía algo de frió, probablemente a causa de que seguía con la mitad del neopreno puesto y sin nada en el torso. Capte un sinfín de olores que no había sentido nunca y que me encantaban, no solo eso sino que me atraían y despertaban sentimientos traviesos en mi interior. Mi cabeza estaba apoyada sobre algo suave y cálido, estaba tan cómodo que ni se me ocurrió pensar que podría ser, aunque tuve una pista cuando unos suaves dedos comenzaron a acariciarme con suavidad la cabeza.


- Buenos días dormilón, ¿o debería decir buenas tardes?


Pegue un salto repentino y comprobé la situación, estábamos fran y yo solos en el parque, y probablemente con lo cansado que estaba después del palizón de por la mañana me quede dormido sobre su hombro mientras hablábamos, ¿pero porque no me despertó?


- Se que tendría que haberte avisado cuando los demás se fueron, pero estabas tan mono durmiendo que no me atreví a despertarte.


Sin saber muy bien que decir y probablemente más rojo que en toda mi vida le mire fijamente a los ojos por un momento, después me levante rápidamente e hice el amago de tener frió, intente ocultarlo pero finalmente mi cara me delato por completo. Se fijo y no tardo mucho en quitarse la camiseta y dármela.


- ¿Que haces?


- Llevas toda la tarde sin camiseta y empieza a hacer frió, vas a coger algo, póntela anda.


Cogí la camiseta a regañadientes y me la puse por encima, me quedaba algo grande pero era perfecta para evitar morirme de frío, y además gracias a eso pude comprobar lo acertado que estaba al pensar que tenía buen cuerpo. Trate de no mirar mucho los marcados abdominales rodeando ese ombligo de infarto y le dije que ya era hora de volver a casa, insistió en acompañarme, y como el pueblo era más bien pequeño no puse ninguna objeción.


Al llegar le dije que ya estaba en mi casa, le di las gracias por acompañarme y me di la vuelta dispuesto a entrar. De pronto sin que me diera tiempo a reaccionar su mano acaricio levemente mi ombligo, mientras que la otra subía por la espalda, y con un rápido tirón me quito la camiseta. Me gire para reprenderle por ser tan bestia sin darme cuenta de lo cerca que estaba de mi, me rodeo el cuello con la camiseta y me acerco incluso más, tanto que comencé a notar su respiración sobre la piel. Se acerco suavemente a mi oído y me susurro.


- No estarías intentando quedarte con mi camiseta ¿no?


Y entonces me echo el aliento ligeramente cálido sobre el cuello, me miro a los ojos soltando una risita de chico malo y se marcho.


- Nos vemos mañana pequeño!


- Nos vemos mañana idiota!

miércoles, 21 de marzo de 2012

Calor en el norte... parte 1

Hace tiempo que no escribo historias como tal, así que le voy a dedicar unas cuantas entradas a este relato, espero que os guste.

Llevaba sentado en la tabla veinte minutos por lo menos, desesperándome a cada segundo que pasaba, buscando en el horizonte esa ola que no llegaba. La mar estaba completamente plana desde hacia un rato, algo poco habitual para lo agresivo y movido que suele ser el cantábrico, aunque supongo que era algo de esperar en un día soleado, sobre todo cuando aquí incluso en agosto solíamos ver más un paisaje de nubes cargadas en lugar del típico sol veraniego que lucia esa mañana. Mientras contemplaba fijamente las bandas rojas carmesí y negras que bañaban mi tabla comencé a tener recuerdos de ese último curso, no tenía muy claro si decir que estaba siendo un buen o un mal año, ya que parecía que por cada cosa buena que me pasaba una mala aparecía para continuar con el frágil equilibrio que tenía en mi vida desde hacia unos meses. Desde luego no podía negar que había vivido mucho, iniciado y roto una relación, hecho nuevos y perdido antiguos amigos, estudiado como un cabrón para intentar sacar la carrera de mis sueños, un poco de todo digamos.

Saboreé el agua salada aunque sin llegar a tragarla por suerte, había estado tan ensimismado en mis cosas que no me había fijado en como la primera ola de la serie rompía en mis narices y me tiraba al agua, buena lección pensé para mis adentros. Con la cabeza mas despejada me volví a subir y comencé a remar con energía, haciendo patos para sortear las espumas y así colocarme en el pico de la serie, una vez allí todo consiste en esperar a la ola adecuada y esperar que no haya ninguna corriente cerca que te pueda tocar las narices. Vislumbré mi objetivo a apenas unos metros antes de que llegara, una bonita diagonal de derechas que me venia perfecta para hacerme un recorrido de la playa curioso, reme a toda prisa, me coloque en dirección a la orilla, y una vez note como la fuerza de la ola me arrastraba todo es cuestión de ponerse de pie, mantener el equilibrio, y nunca, nunca, nunca mirar hacia abajo.



Tras regresar a la orilla mi estomago empezó a quejarse, lo que me recordaba que tenia que ir a casa a comer, así que me baje el traje de neopreno hasta la cintura, desate y enrolle el invento, cogí la tabla bajo el brazo y me fui a por una ducha desalinizadora. Es una sensación alucinante, notar como las gotas de agua caen suavemente bajo tu piel llena de sal, arena, y en mi caso multitud de arañazos provocados por las amables rocas abundantes en las playas del norte. Mientras disfrutaba de la ducha en mitad de la playa me fije en lo bronceada que tenia ya la piel, no muy de extrañar teniendo en cuenta que me pasaba el día en la playa, pero entonces me vino el recuerdo de una piel exactamente igual de bronceada pero distinta a la mía, más suave, sin tantos arañazos y decorada por unos cabellos pelirrojos que llegaban hasta la cintura. Ahora mismo esa piel probablemente estaría durmiendo plácidamente al otro lado del atlántico, descansando sobre los sueños que nunca llegamos a cumplir juntos. Ya lo había superado pero aun así tenía momentos en los que la recordaba, ya no la añoraba, pero si recordaba.

El sonido de mi móvil me volvió a sacar de mis sueños, cogí la mochila apoyada en las escaleras de acceso a la playa y lo saque, tenía un móvil de Fernando, o el rubio como a mi me gustaba llamarle, era un buen amigo y siempre conseguía sacarme una sonrisa. Tenía un mensaje suyo diciéndome que iban a comer todos en el parque y que me apuntara, el invitaba. No podía decirle que no a una quedada con ellos, y menos aun si invitaban, así que le envié un mensaje a mis padres para avisarlos, cogí mis cosas y me fui directo al parque.

No tarde más de cinco minutos, después de todo para recorrer el pequeño pueblo costero de salinas a pie no necesitabas más de veinte minutos escasos, al llegar estaban todos esperandome. Fer estaba junto a Laura, una chica alta de buen porte, cabellos largos y castaños y una sonrisa de lo más agradable, también estaba Antonio, siempre con esa expresión entre de cansancio y ganas de fiesta en la cara con su camiseta del e-wan, victor un chico timidillo de estatura normal, pelo rubio y carácter ausente, willy el hermano de fernando y nuestro drogadicto particular, bastante alto por cierto. Y por último un chico que no había visto nunca antes, cosa curiosa dado que en el pueblo vivía tan poca gente que los conocía a casi todos.

- Hola javi porfin has llegado! - exaltaron Fernando y Laura practicamente al unisomo cuando me vieron

- Hola chicos - Respondí mientras dejaba la tabla en el suelo y cogía el bocadillo que me tendía Antonio

-¿No te daba tiempo a cambiarte? - Preguntaba con tono de chiste antonio

-Sabes que si lo hubiera hecho luego te habrias quejado por llegar tarde, te tengo calado.

Nos reímos durante un rato y luego Fernando se puso ligeramente más formal. Le hizo una seña al chico para que se levantara e hizo un amago de saludo.

-Javi este es Fran, Fran este es Javi

Era un chico alto, me sacaba por lo menos una cabeza, ojos verdes y ligeramente rasgados, pelos negros como la noche y labios carnosos y seductores. Sumándole a una cara con rasgos perfectamente proporcionados y una mandíbula férrea, tenía un cuerpo bastante bonito también, aunque eso solo se presuponía por la forma que la ropa le hacía. El apretón de manos fue a la vez seco y cariñoso, cercano y distante, frío pero cálido, dulce y aun así amargo, como si ya nos conociéramos de antes, como si ya supiéramos lo que iba a suceder en el futuro. Por un momento nuestros ojos se encontraron y pude leer demasiadas cosas en poco tiempo, los escandalosos rugidos de mi estomago rompieron la peculiar escena, y todo lo que se le ocurrió fue empezar a reírse sin pararse a pensarlo, practicamente parecía que se lo iba a hacer encima.

-Pues si tengo hambre, llevo dos horas y pico remando en el agua ¿pasa algo?

Pudo sonar algo borde pero lo cierto es que estaba rojo y me moría de la vergüenza, en una situación normal no me habría importado pero por algún motivo en ese momento me sentía especialmente incomodo.

- No es nada - Dijo mientras terminaba de reírse - es solo que me ha parecido inesperado, y adorable.

Me puse incluso más rojo y celia empezó a reírse por lo bajini, pero por supuesto Fer salió al rescate y comenzó con su ristra de chistes habituales para calmar una situación tensa, yo me centre en comerme el bocadillo y así evitar nuevas sorpresas de mi estomago. ¿Quien era ese chico? ¿Porque me había sentido tan avergonzado con lo espontaneo y desde luego poco vergonzoso que era? Decidí no darle más vueltas al asunto y tratar de averiguar algo más de aquel misterioso chico.

lunes, 19 de marzo de 2012

A veces soy un poco asi...

Me he dado cuenta, quizá un poco tarde, que la combinación entre tener demasiado tiempo libre y nada que hacer te puede llevar a hacer muchas tonterías, y más aun si te sientes solo, estas enfermo y eres un poco idiota.

Debería pararme un momento a pensar algunas cosas, pues aunque no sea nuestra intención a veces nuestras acciones les pueden hacer daño a las personas que más nos importan. Pero es tan difícil, hay momentos en los que solo te dan ganas de gritar y arremeter contra todo, de saltar las cosas por los aires.

Hay que tener en cuenta los sentimientos de los demás no solo los tuyos propios, si, tu estas triste porque estas solo, o porque te pasa esto o lo otro, pero ¿y la otra persona? También tendrá sus problemas, estará pasando por sus dificultades y desde luego no todo es un camino de rosas por mucho que a ti te lo parezca, entonces si lo tienes tan claro ¿porque sigues haciendo el imbécil?

Supongo que decir que soy humano suena demasiado a excusa, si cometo errores, últimamente uno tras otro, pero no es porque sea egoísta, o porque quiera todo para mi, o por otras razones, sino porque le quiero, le quiero, le quiero, le quiero con todo mi corazón, y esto a veces me hace actuar de maneras impensables para mi. No todo es tan fácil como escribir un par de lineas, pedir perdón y voila todo arreglado, no pretendo eso. Pretendo demostrar que aunque soy un loco de atar es porque es una locura de amor, nada más y nada menos.

Lo he pensado dos veces, y me he dado cuenta de que no importa que una semana, dos o incluso un mes nos veamos o hablemos poco o nada, de hecho no importa nada, ¿sabes porque? Porque vamos a estar juntos el resto de nuestra vida, asique tendremos tiempo de sobra, buenos y malos momentos, juntos y separados, pero por encima de todo felices, te amo tonto.


¿Ha cambiado?

¿Que ha pasado? Fue algo que ocurrió sin previo aviso, de la noche a la mañana me percate del cambio, tan sutil y tan obvio a la vez. No tuve tiempo para concienciarme o prepararme, o tal vez para intentar asimilarlo con calma, simplemente ocurrió.

Hacia tiempo ya que tenia pistas, como los tweets que ponía que ya no me decía lo que le gustaban, o cuando dejo de comentar mis estados, o tal vez las primeras pistas llegaron cuando ya no me hablaba nada más verme conectado. Pueden parecer estupideces, pero son pequeños detalles que lo hacían tan especial todo, y un día simplemente me dí cuenta de que ya no estaban.

Todas las cosas de las que hablábamos pequeñas y grandes, detalles de como había ido su día o simplemente idioteces que pensaba ya no las compartíamos, ahora utilizaba terceros con tal propósito. Había conocido a algunas personas hacia un tiempo escaso, y por supuesto al ser la novedad centraba toda su atención en ellas, justo como hacía conmigo al principio. Es duro pensar que nunca volveremos a compartir tantas cosas como al principio, aunque compartimos muchas aun así eso no cabe duda, pero siento como que no es lo mismo.

No pierdo la esperanza en que esto es solo un momento extraño y que todo sera al final como antes, pero mi parte menos ingenua me dice que eso no será así. No es un drama, todo esta bien entre nosotros, pero ha perdido esa chispa o al menos esa es mi impresión.

Quien sabe, también puede ser que todo esto no sean más que desvaríos mios por estar enfermo y en cama desde hace dos días y pico y como resultado de haber tenido tanto tiempo para pensar, puede que al final no sea más que una tontería pero necesitaba escribirlo simplemente para dejarlo salir fuera. Espero equivocarme, porque últimamente odio tener razón...

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