viernes, 28 de febrero de 2014

Práctica forzosa

Que distinta es la teoría de la practica.

Muchas veces me he planteado supuestos en mi cabeza, situaciones futuras x en las que me ponía a pensar que haría si me encontrara en una de ellas, y lo cierto es que creía tener muy claras las cosas. Pero hay amigo, que fácil es pensar en frío y calcular una situación, y que difícil es vivirla y tomar las decisiones al instante.

No es lo mismo que te digan que algo es duro que vivirlo, cuando te lo dicen no te haces a una idea, simplemente bueno, te advierten, lo tienes en cuenta o no, pero para tu subconsciente no es más que una opinión. Cuando sufres una situación en tus carnes, es cuando empiezas a comprender el significado de lo que conlleva.

Una cosa es por ejemplo que todos te digan lo dura que va a ser medicina, y otra muy distinta es estudiar la carrera, quedarte sin salir para estudiar unos exámenes que no siempre apruebas, y notar el peso de tus compañeros, profesores, responsabilidades y el M.I.R. acechando en el futuro.

Una cosa es que te digan que estar en una relación a distancia es duro, y otra muy distinta vivirlo...

Yo siempre me decía que sería fácil, que con la persona indicada cualquier tiempo sin verse iba a dar igual mientras las personas se quisieran, que todo fluiría, pero no es tan sencillo. Los celos son un problema, incluso cuando hay confianza es el hecho de que no puedes ver y estar con esa persona a la que quieres, que el esta con sus amigos, incluso sus ex, o gente que quiere con él y tu no puedes hacer nada, y lo sabes.

Es impotencia por querer darle amor, besos, caricias, abrazos, por querer hacer el tonto, reir juntos, hacer planes sorpresa, tonterías, salir a dar un paseo... mil y una cosas que se quedan en... algún día...

Tal vez sería más fácil si no me gustase tanto... si no me importase, pero noto como cada célula de mi cuerpo me dice con una sensación lo que llevo sospechando mucho tiempo, cada vez te gusta más, cada vez lo pasas peor por no verle, cada vez le echas más de menos.

Por eso aunque se que no vale de nada hasta que no lo viváis lo diré, la teoría es muy distinta de la práctica, las relaciones a distancia no están hechas para todos, solo podéis soportarlas cuando la persona que hayáis encontrado sea tan increíble, que todo merezca la pena por no perderla de vuestro lado, y por la oportunidad de verla una vez más.




sábado, 8 de febrero de 2014

Nieve...

Hacía frío, se notaba que era invierno, mientras se arrepentía como de costumbre de no haber cogido algo que le abrigara más, daba vueltas por aquella ciudad que visitaba por primera vez.

Le acompañaban dos amigos, dos de los mejores que había tenido nunca, ella risueña pero con mucho carácter, él ese amigo en el que sabes que siempre podrás confiar.

Supón una cosa, parte de la base de que vives en una realidad, con sus normas, con sus ideas, con sus relaciones causales y con toda su base escrita. Pero de repente pasa algo, algo que hace que todo se vuelva a escribir, algo que lo cambia todo. Pero me estoy adelantando.

El día transcurrió de forma normal, comieron y dieron vueltas visitando todos los sitios característicos y de interés que su anfitrión conocía. Era todo como siempre entre ellos tres, una dinámica divertida y de confianza que compartían desde hacía un tiempo ya, y sin embargo algo cargaba el ambiente en esta ocasión, sentía que había algo distinto esta vez.

Estaban andando cuando de pronto algo cayo en su ojo, parecía agua, pero era un copo de nieve.

Nieve... al principio sonrió emocionado porque la nieve siempre le había hecho sentirse bien, le traía buenos recuerdos de una época más inocente, le hacía volver a ser un niño pequeño aunque fuera por unos instantes. Pero de pronto pensó de nuevo, nieve... tiene gracia.

Que estuviera nevando no era solo algo bonito, en su boca se perfilaba como un sabor agridulce de algo que aun no llegaba a comprender, un pequeño toque irónico, tal vez simplemente la nieve le recordaba más cosas a parte de lanzar bolas o hacer muñecos o ángeles.

Estaban en un puente mirando los copos caer sobre el río cristalino, unos brazos rodeándolo por detrás lo sacaron de sus pensamientos y le hicieron ruborizarse un momento debido a la sorpresa del tacto caliente. Cuando descubrió quien era se relajo y siguió observando tranquilamente, pensando aun en sus cosas.

Busco entonces a su amiga con la mirada, pero no la encontraba, tal vez se habría ido y despedido pero como estaba a sus cosas ni se había enterado, no era la primera vez de todas formas.

Podía notar el corazón latiendo en su espalda y se puso nervioso, no sabía porque pero de repente notaba calor, mucho calor. Se zafo del abrazo con facilidad y se hizo el tonto dando un par de vueltas sobre si mismo para tratar de añadirle un toque cómico a la escena, pero unos ojos lo miraban fijamente, y aunque esos labios sonreían no era por diversión, era una sonrisa traviesa, picara.

Dio un paso hacia él y de pronto noto como se quedaba de piedra, no podía mover ni un músculo del cuerpo, estaba ahí, quieto, viendo como asimilar lo que estaba pasando todo de una vez. El corazón se le aceleraba más con cada paso que daba hacia el, estaba apunto de estallar y no sabía que hacer, que decir, hasta que cuando solo unos centímetros escasos los separaban decidió cerrar los ojos.

Mentiría si no dijera que alguna vez había fantaseado con el sabor y el tacto de esos labios, eran cálidos y cariñosos, pasionales y desgarradores, le invadió un torrente de sentimientos, como si una ola se lo llevase muy lejos de sus costas conocidas.

Abrió los ojos de repente y le empujo, estaba rojo enteró, y no pudo hacer otra cosa que ponerse a pensar en mil cosas a la vez, a sentir mil cosas a la vez, a estar hecho un lío, a estar confuso, a no entender nada.

-Lo siento.

Elevo la mirada, tenía un pequeño deje de arrepentimiento en su rostro, su disculpa sonaba sincera, aunque a medias, entonces dejo de pensar se acerco y esta vez le beso él.

Decidió dejar de lado el mundo, dejar de preocuparse, de analizar la situación, de pensar en las consecuencias, por un momento le dejo de importar todo lo demás, como si no importase que el mundo a su alrededor se acabase en ese preciso momento. Se abandono a ese besó, a esa sensación adictiva que le invadía todo el cuerpo.

Decidió no pensar.

Decidió sentir...



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