lunes, 28 de noviembre de 2011

Un mes a tu lado...

Un mes yace a nuestras espaldas desde aquel inolvidable viernes el que todo comenzó. Desde el primer momento fue todo como una montaña rusa, sin un momento para tomar un descanso, casi sin tiempo para pararse a respirar. Pero hoy he decidido dejar mi mente en blanco, tomar un receso, pensar, y escribir todo lo que has significado para mi en este tiempo.

Antes de tu llegada yo era como un espíritu errante que vagaba sin cesar en sus entornos, comía, bebía, me relacionaba con la gente, pero todo estaba vacío y sin significado. Perseguía sueños imposibles y metas inalcanzables en un fútil intento de demostrarme algo a mi mismo, solo para descubrir frustrado que lo único que hacia era darme de bruces contra el suelo una y otra vez.

Y entonces apareciste tu, con la caída del sol en una tarde que en un primer momento se me antojaba desastrosa, tu hiciste que de pronto una vena curiosa en mi se activara. ¿Quien es? ¿Que le gustara?, muchas preguntas se almacenaban sin responder en mi cabeza, así que decidí hacer acopio de valor y hablar contigo para indagar poco a poco y así poder descubrir que me llamaba tanto la atención en ti.

Pasaron los minutos, las horas, y finalmente los días, y cada nuevo descubrimiento que hacia de ti me gustaba más incluso que el anterior. Nos pasábamos tardes enteras conectados al ordenador charlando sin parar, las noches en vela hablando por teléfono hasta las tantas de la madrugada, y todos los espacios intermedios enviándonos infinidad de mensajes para retener aun más la presencia del otro.

De pronto comprendí que algo raro me ocurría, que no era normal en mi tener el teléfono encendido y disponible en todo momento, comprobando a cada segundo si había recibido algo nuevo tuyo, saltando de excitación cada vez que oía sonar el teléfono, sonriendo sin remedio como un tonto cada vez que veía que el mensaje era tuyo.

Todo tomo forma cuando me hiciste esa pregunta que sigue trayendo calidez a mi corazón cada vez que la recuerdo, ¿Quieres ser mi chico? En ese momento me hiciste la persona más feliz del mundo, no pude parar de sonreír hasta el momento de la despedida, en el que mi corazón se encogió hecho una bola para amortiguar el impacto que crearía en el tu ausencia.

Siento como si fueras mi droga particular, de la que nunca me canso, de la que sufro de abstinencia si no la tomo en grandes dosis, la única que me satisface, la ÚNICA. Porque es cierto que eres ahora mismo lo más importante y bonito de mi vida, todo lo demás a tu lado palidece y se vuelve gris, mientras que tu consigues darle color a todo. Todo lo demás no es más que superficial, todo lo que hablo con los demás lo que pienso y siento esta totalmente ensombrecido por la estela de tu amor, porque lo nuestro es de verdad...

Sin embargo como recordar todo lo bueno sin los malos momentos, como olvidar los momentos de sufrimiento que hemos pasado juntos. Tu has cometido errores, yo también, tu me has echo daño, al igual que yo a ti, pero todo eso no importa, porque al final lo que cuenta es que estuvimos en esos momentos de necesidad y dolor el uno con el otro. Despues de todo recuerda lo que dice la canción, "el amor es un juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño"

No hay un segundo del día en el que noto que muero por dentro al recordar que te hice daño a ti, que provoque malestar a la persona más importante de mi vida, la que mas he querido, la que mejor me ha tratado, con la que más he compartido. Por eso mi amor perdoname, pues tu te mereces a alguien perfecto, y te prometo que me esforzare por serlo para ti, pues tu me lo has dado todo y he de hacer lo mismo contigo.

Nunca escribí palabras con tanto sentimiento ni tan verdaderas como las que estas leyendo ahora, pues nunca he sentido nada que se le asemeje a esto. Me asusta pensar que me he vuelto dependiente de ti, que ahora mi felicidad esta condicionada por verte sonreír, que mi tristeza viene si veo que tu estas mal, que la culpa me reconcome al pensar que puedo hacerte daño, porque no hago más que odiarme a mi mismo día y noche por ello.

Si estoy seguro de algo, es de que no siento esto por nadie que no seas tu, y que estas palabras son para ti y solo para ti. Te quiero, y no puedo ni quiero remediarlo...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tu y yo...

Con las primeras luces del día unos furtivos rayos de sol comenzaron a acariciarme suavemente la cara, mis ojos reaccionaron como siempre, al principio reticentes, más tarde interrogantes, y finalmente resignados. Sin embargo había algo que no cuadraba en mi habitación, notaba que aunque todo parecía igual algo era distinto, asique cerré los ojos de nuevo y deje fluir mis sentidos.



Al principio fue el olor, había estado acostumbrado a la fresca brisa que se cuela entre las rendijas de mi persiana a medio abrir, pero no era el caso, había un olor distinto en el ambiente, cargado, cautivador, atrayente. Tras extrañarme y moverme ligeramente note calor, no el mio eso lo tenía claro, sino el de alguien más, entonces sentí tu piel rozar con la mía, fui consciente en ese momento de que tus brazos me rodeaban en un tierno gesto que hizo que mi corazón diese un vuelco repentino, estabas ahí...

Tras recordar aquella maravillosa noche me di la vuelta para poder ver tu cara mejor, tus ojos aun descansaban plácidamente en ese rostro de ángel que me volvía loco a cada minuto que lo observaba. Roce tímidamente tus labios con mis dedos y avance hasta tu pecho, el corazón te latía con fuerza, acompasandose a tus respiraciones con una dulce melodía que hacía que me relajara al instante.

Despertarme contigo a mi lado ha sido simplemente alucinante, un sueño hecho realidad. Tu presencia me ha recordado cuanto te quiero y lo necesario que te has vuelto para mi en este corto espacio de tiempo, nunca he sentido nada tan fuerte antes, nunca he confiado tanto, me he sentido tan cómodo, o he estado tan seguro con alguien. Rellenas esos pequeños huecos que estaban vacíos en mi alma. Reparas las grietas que mi corazón había ido acumulando a lo largo de los años y las malas experiencias, me haces feliz.

Y mientras el resto del mundo intenta perturbar y agredir todo lo que tenemos, nosotros continuamos como si nada en nuestra pequeña burbuja. Sus insultos pasan a ser meros destellos de una lampara oxidada cuya fuerza hace tiempo expiró, su odio es como una comida caducada que se pudre en el fondo de una estantería olvidada mientras todo lo demás sigue su curso. Sus palabras envenenadas intentan hacer que nos sintamos mal, que nos replanteemos todo lo que un día creímos veraz. Pero a tu lado me olvido de que existen, me has enseñado que mientras ellos dedican su tiempo a hablar mal, insultar y odiar, nosotros lo podemos dedicar a amar.

Solos tu y yo, no necesito nada más. Te quiero, es así de simple...

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