jueves, 22 de marzo de 2012

Calor en el norte parte 2

Continuemos con la historia!


Tras terminarme la comida mi estomago quedo plenamente satisfecho, aun con los atracones que me metía a la hora desayunar, mis horas remando y luchando contra olas y corrientes hacían que mi cuerpo quemara todo a una velocidad exagerada. Fernando y Antonio me entendían y solían tener mi mismo apetito o incluso más, no es de extrañar por lo tanto que se montara una escena curiosa al vernos comer a los tres como animales cada vez que nos reuníamos. Celia me saco de nuevo de mi mundo mientras me contaba lo de sus clases de piano, la chica era una autentica virtuosa, de hecho nunca había oído tocar en directo a nadie mejor que ella. Tras una charla relajada decidí acercarme discretamente a Fernando para tener una conversación más privada juntos, quería saber más cosas acerca del nuevo integrante del grupo, pero por supuesto procurando que este no se percatase de tal cosa. Le hice una discreta señal con los ojos y nos fuimos a dar una vuelta, quedándonos cerca de las maquinas para hacer ejercicio del parque, las cuales solíamos usar más cuando llevábamos alguna copa de más que cuando estábamos normal.


- Oye ¿de donde sale este chico? , nunca me habías hablado de él -


Torció el gesto ligeramente adoptando una expresión bastante cómica


- Es el hijo de unos amigos de mis padres, va a pasar el mes entero en mi casa al parecer, así que pensé que ya que iba a estar aquí todo el tiempo pues podríamos aprovechar para conocerle y llevarnos con él.


- ¿Y ya esta? ¿no sabes nada más de él?


- No, salvo que es educado, algo desordenado y que parece simpático, el resto ya lo iremos averiguando, anda volvamos y deja de darle tantas vueltas a todo como haces siempre.


Quede satisfecho a medias, por parte me habría gustado averiguar más cosas sobre el enigmático personaje que era capaz de zamparse un bocadillo a una velocidad que se me antojaba humanamente imposible, de hecho termino de comer antes casi de que me diera tiempo a desenvolver el mio, pero por otro lado se iba a quedar el mes entero así que ya tendría tiempo para ir conociendole poco a poco. Cuando volvimos estaban riéndose todos, y él se nos quedo mirando un rato hasta que dijo con tono burlón.


- Por fin volvéis, ¿que paso? ¿muy ocupados hablando de mi?


Me entraron ganas de responderle que si con tono borde, arrancarle el cuello o simplemente pasar, ¿que se creía?


- No eres lo bastante interesante como para que hable de ti lo siento


- ¿Ah sí? ¿y entonces porque te he pillado mirándome tantas veces?


- Venga creetelo un poco más


Se echo a reír una vez más


- Solo era una broma hombre, necesitas un poco más de sentido del humor!


Y lo cierto es que no le faltaba razón, había sido una tontería que probablemente me habría tomado sin importancia de cualquier otra persona, pero oírlo de él simplemente me sacaba de mis casillas. Decidí calmar el ambiente sentándome un rato a hablar con él, y a partir de ahí mi concepción sobré él cambió por completo.


Resulta que probablemente no existiría una persona con la que tuviera tantas cosas en común, le gustaba la escritura, la misma música que a mi y prácticamente cualquier cosa relacionada con la creatividad y el arte, teatro, cine etc. Lo más sorprendente fue saber que a él también le encantaban los dinosaurios, me hizo sentirme un poco menos friki por dentro este dato. Al parecer era modelo, "no me extraña" pensé para mis adentros, y había pasado por un año bastante complicado, de hecho muy complicado es quedarse corto. Fue muy curioso, allí mismo, dos perfectos desconocidos hablando de cosas bastante intimas apenas unas horas después de conocerse. Me recordó un poco a mi año anterior, como caí tanto en tan poco tiempo, aunque eran dos casos totalmente distintos.


Abrí los ojos y vi que estaba oscureciendo bastante, tenía algo de frió, probablemente a causa de que seguía con la mitad del neopreno puesto y sin nada en el torso. Capte un sinfín de olores que no había sentido nunca y que me encantaban, no solo eso sino que me atraían y despertaban sentimientos traviesos en mi interior. Mi cabeza estaba apoyada sobre algo suave y cálido, estaba tan cómodo que ni se me ocurrió pensar que podría ser, aunque tuve una pista cuando unos suaves dedos comenzaron a acariciarme con suavidad la cabeza.


- Buenos días dormilón, ¿o debería decir buenas tardes?


Pegue un salto repentino y comprobé la situación, estábamos fran y yo solos en el parque, y probablemente con lo cansado que estaba después del palizón de por la mañana me quede dormido sobre su hombro mientras hablábamos, ¿pero porque no me despertó?


- Se que tendría que haberte avisado cuando los demás se fueron, pero estabas tan mono durmiendo que no me atreví a despertarte.


Sin saber muy bien que decir y probablemente más rojo que en toda mi vida le mire fijamente a los ojos por un momento, después me levante rápidamente e hice el amago de tener frió, intente ocultarlo pero finalmente mi cara me delato por completo. Se fijo y no tardo mucho en quitarse la camiseta y dármela.


- ¿Que haces?


- Llevas toda la tarde sin camiseta y empieza a hacer frió, vas a coger algo, póntela anda.


Cogí la camiseta a regañadientes y me la puse por encima, me quedaba algo grande pero era perfecta para evitar morirme de frío, y además gracias a eso pude comprobar lo acertado que estaba al pensar que tenía buen cuerpo. Trate de no mirar mucho los marcados abdominales rodeando ese ombligo de infarto y le dije que ya era hora de volver a casa, insistió en acompañarme, y como el pueblo era más bien pequeño no puse ninguna objeción.


Al llegar le dije que ya estaba en mi casa, le di las gracias por acompañarme y me di la vuelta dispuesto a entrar. De pronto sin que me diera tiempo a reaccionar su mano acaricio levemente mi ombligo, mientras que la otra subía por la espalda, y con un rápido tirón me quito la camiseta. Me gire para reprenderle por ser tan bestia sin darme cuenta de lo cerca que estaba de mi, me rodeo el cuello con la camiseta y me acerco incluso más, tanto que comencé a notar su respiración sobre la piel. Se acerco suavemente a mi oído y me susurro.


- No estarías intentando quedarte con mi camiseta ¿no?


Y entonces me echo el aliento ligeramente cálido sobre el cuello, me miro a los ojos soltando una risita de chico malo y se marcho.


- Nos vemos mañana pequeño!


- Nos vemos mañana idiota!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares