Hay veces en las que me quedo impresionado con la facilidad que tienes para alterar todo mi mundo, un segundo estoy mal y al siguiente un gesto tuyo hace que todo me parezca maravilloso. No entiendo lo que me pasa en la cabeza, es practicamente enfermizo, pensar que estas antepuesto a mi propia felicidad constantemente.
Me has hecho sufrir mucho, verte jugando con otras personas me hace mucho daño y me provoca replantearme muchas cosas, pero en el momento en el que juegas conmigo de pronto me alegro, absurdo ¿verdad?. No quiero entrar en el juego y ya lo he hecho, no quiero ser uno más de los que babean por ti día y noche mientras les das falsas esperanzas. Quiero ser la razón de tu sonrisa, si, de esa sonrisa que hace que el mundo se ilumine por completo.
Y es que me digo a mi mismo una y otra vez que lo que tengo que hacer es olvidarte de una vez por todas, pero no puedo hacerlo si te veo en mis sueños todas las noches, y si eres lo primero en lo que pienso al despertarme. Por lo tanto ya que no puedo olvidarte no me queda otra que luchar por ti, que arriesgarlo todo aunque no tenga ningún seguro, sabiendo que si caigo lo haré en un profundo abismo.
Todo es como si fuera una partida de ajedrez, no consiste en jugármelo todo a una sola mano, tengo que ser paciente y calcular mis movimientos, porque un solo error y me tendrás en jaque, muerto a tus pies.
Es como intentar escalar una montaña sin ropa de abrigo, o atravesar un desierto sin agua, no se puede hacer así como así.
Hay una imagen que sigue repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, una imagen tierna y triste a la vez, en la que estamos juntos y separados al mismo tiempo, en la que tu voz, aroma, y tacto me cautivan hasta límites insospechables, solo para probar y luego lanzarme al vacío como a un muñeco de trapo. Espero no ser solo un juego, porque para mi eres mucho más que eso...
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