lunes, 27 de junio de 2011

"Siempre juntos"

Avanza lentamente por la estancia ligeramente iluminada por la luz de medianoche, se da cuenta de que le están siguiendo y sonríe con satisfacción. El sonido de los crujidos en la fina madera de alcornoque, solo se ve interrumpida por los susurros del viento que azota las cortinas del lugar, ambos están callados, andando en una misma dirección.

Él se da la vuelta y la mira fijamente, ella se para en seco y le sostiene la mirada. Sus verdes ojos desentierran antiguos sentimientos de la corteza sentimental del chico, pero sabe que ha de ser el quien lleve las riendas esta vez, así que juega un poco más con ella. Sigue avanzando pero cada vez más deprisa, la obliga a perseguirlo por los rincones más recónditos de la estancia, hasta que aparece la oportunidad, se para en seco y la besa.

Sus manos juegan entrelazándose con el pelo, los labios no se sacian entre si y comienzan a buscar el cuello, las orejas, ella se ruboriza y él la toma contra el suelo. Sus manos se deslizan ya por las caderas, sus miradas están fijas en los movimientos del otro, el corazón late a mil, se susurran al oído, tiemblan, sienten, se ruborizan, son felices.

Se despiertan abrazados en una cama que no pertenece a ninguna y que a la vez es de ambos, bajo un techo blanquecino tan frío y a la vez tan cálido, en una calurosa tarde de un verano cualquiera. Ella se da la vuelta y toma su rostro entre sus manos, le vuelve a besar y susurra en su oído, "siempre juntos", que ingenuos que son todavía.

El destino quiere jugar un poco más con sus vidas, así que decide que lo que parecía indestructible se convierta en algo más frágil que el mismo cristal. En mil pedazos la distancia rompe su amor, y todo lo que les queda es un amargo sabor de boca al recordar cada segundo pasado en brazos del otro...

1 comentario:

  1. mentira cochina
    el destino no puede destrozar nada si tu no quieres

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