martes, 24 de septiembre de 2013

Paciencia

Fuego en la chimenea, copos de nieve cayendo en la calle, las paredes de madera acogen el calor de las llamas y no dejan que la acogedora estancia sufra del azote del frío exterior. Una camiseta ancha cayendo por una piel pálida, los ojos marrón chocolate puestos en la ventana y paz en la cabeza.

Sentado en el suelo calentito pensaba en muchas cosas y en nada a la vez, veía la nieve cayendo y sonreía, el fuego encendido y se sonrojaba, las mantas tiradas por la habitación y se ruborizaba. Entonces sonó la puerta y se abrió dejando pasar a esa presencia que añoraba tanto ver desde que se había levantado. Se levanto a toda prisa, corrió a recibirle y...

Abrió los ojos mientras observaba como abrazaba la almohada, como sus manos y sus piernas se aferraban con fuerza a alguien que ni si quiera estaba en esa habitación, que no tenía del todo claro si existía si quiera. Cerro los ojos con fuerza para escapar de nuevo, para escapar a su pequeño cielo entre las sabanas, pero sabia que tampoco iba a poder arañar mucho los cinco minutos que quedaban para que sonara el despertador, así que se levanto y fue a darse una ducha.

Preparando el desayuno colocó dos tazas y preparó te para dos, hasta que cuando empezó a hervir se dio cuenta de que solo le hacía falta para uno. Hay costumbres que con los años se pegan, y por mucho que sepas que la situación no es como antes hay cosas que te salen de forma tan natural.

Esbozó una sonrisa agridulce mientras removía con la cuchara, recuerdos felices, recuerdos malos, recuerdos. En ese punto era todo lo que eran, recuerdos. Ahora había que mirar hacia delante, mirar hacia el futuro, hacia lo desconocido, y lo cierto es que le daba muchísimo miedo, estaba aterrado de lo que estaba por venir.

Sentía un vacío que no era normal, vivía, comía, estudiaba, quedaba, disfrutaba de la vida pues no se podía decir que era infeliz, simplemente él sabía que le faltaba algo. Tenía una especie de reserva de energía lista para volcar en alguien, pero no podía, él era esa clase de persona que le gustaba volcarse en los demás, ¿ventaja? ¿error? no lo sabía, pero simplemente era así.

Pero por mucho que supiese que quería sentirse completo de nuevo, también sabía que no podría sentirse así con cualquiera, sabía que debía ser paciente, saber esperar, tener el aguante para contener su energía hasta encontrar a ese desconocido que vuelva a poner su mundo patas arriba.


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