domingo, 26 de enero de 2014

La puerta hacia el verano

Curioso sentimiento la nostalgia, hace que la frase "todo tiempo pasado fue mejor" cobre auténtico significado.

Es cierto que el paso del tiempo nos hace ver las cosas con perspectiva, y podemos analizarlas de una forma más lógica y sin estar envueltos en las complicaciones o distracciones del momento. Sin embargo es peligroso al mismo tiempo, pues corremos el riesgo de padecer de la conocida "memoria selectiva".

Es como cuando pienso en el 2013 y digo que fue un año de mierda, lo pase tan mal durante una buena parte del año y eso me hizo cogerle auténtica rabia, pero eso no quiere decir que no pasaran cosas buenas, incluso podría decir maravillosas durante ese año.

Ahora estoy en uno de esos momentos nostálgicos en los que recuerdo con cariño un tiempo ya pasado, se que lo pase mal también en aquella época, pero por alguna razón mi mente solo se quiere quedar con lo bueno en este momento, y claro eso hace que la verdad quede distorsionada.

Siento como si ahora mismo pudiese ver una puerta hacia el verano en mi habitación, yo estoy aquí sentado, solo en el frío invierno, esperando esos brazos que tan lejos están a que vengan a arroparme. Ante mi se encuentra el calor, las promesas, la felicidad, tan cerca y tan inalcanzable al mismo tiempo.


sábado, 25 de enero de 2014

Atardeceres futuros

Una tarde atareada, muchas cosas que pensar y que hacer, la carrera, las obligaciones. En realidad ya llevaba un tiempo en esa dinámica, incluso se podría decir que se había acostumbrado al hecho de tener la mente constantemente ocupada, de todas formas pensar demasiado nunca solía traer nada bueno.

Pero entonces, por un segundo, elevo la mirada y se dio cuenta que estaba anocheciendo, había perdido la noción de lo que estaba haciendo y decidió dar una vuelta para descansar brevemente.

Aunque estaba a finales de enero, la temperatura de ese día era curiosamente agradable para lo que se consideraría un típico día de invierno, así que se dio el lujo de abrir la ventana y observar tranquilamente el paisaje que tenía siempre tan cerca pero al que tan pocas veces prestaba atención.

Siempre había tenido debilidad por los atardeceres, por eso no es de extrañar que se quedara embobado ante los rayos del efímero sol de la tarde tiñendo las nubes de un naranja algo rojizo que era simplemente cautivador a la vista. Y por un momento dejo la mente en blanco, cerro los ojos y se tomo un respiro.

Entre cada bocanada lenta de aire, fue consciente de su propia respiración, y en ese momento noto como un par de brazos rodeaban su cintura y lo abrazaban, un mentón apoyándose en su hombro y un aroma familiar que lo embriagaba por completo.

No dijeron ninguna palabra, no hacía falta, entre ellos hacia tiempo que las palabras sobraban, un gesto era más que suficiente para transmitir todo lo que querían decirse. Juntos mirando aquel atardecer en silencio, tanto que hasta notaba el latido del corazón pegado a su espalda.

Cuando abrió los ojos el atardecer aun estaba ahí, la agradable brisa aun acariciaba su piel, pero dio un largo suspiro pues lo más importante de todo ni estaba ni había estado allí.

Sonrió tontamente para si dándose cuenta de sus propios sentimientos, de como puedes y hasta que punto puedes echar de menos a una persona, de lo que deseaba estrecharla entre sus brazos y mirarse durante horas sin articular palabra, de besarla, de dormir con ella.

Era un sentimiento agridulce, pues a pesar de todo sabía que el futuro le deparaba lo que el tanto anhelaba, simplemente se le hacía duro esperar frente a un hermoso atardecer, esas promesas hechas, esos besos aun por dar, y ese amor creciendo poco a poco como si de una rosa se tratase.


lunes, 20 de enero de 2014

Viejas sensaciones

Cada vez pasa más tiempo entre entrada y entrada, tal vez sea que no tengo nada que contar, tal vez lo que ocurre es que tengo demasiado que contar.

El último trimestre de 2013 fue una autentica montaña rusa de la que quise bajarme en más de un momento, tantas alegrías, tantos bajones, tanta felicidad, tantas decepciones. Todo junto en un maremoto de sentimientos que me hacía vivir al día sin pensar mucho en lo que podría pasar el día de mañana.

Cometí muchos errores, hice daño, me hicieron daño, llore, corrí, intente escapar, descubrí un sinfín de posibilidades y caminos por los que podía llevar mi vida que hasta entonces habían sido desconocidos para mi, hasta es momento, los dos años pasados al menos, todo se regia por el mismo esquema fijo que pensé que no iba a cambiar nunca, lo hice tan innato en mi que cuando desapareció me sentí más perdido que en toda mi vida.

Y de repente cuando todo en mi vida parecía nuevo y desconocido, una sensación muy familiar recorrió mi cuerpo una vez más, celos.

¿Celos? ¿yo? hacia tanto que no los sentía que la sensación me pillo por sorpresa, primero me enfade, luego me asuste, y finalmente comprendí lo que eran. Creía que mi etapa de tener celos había muerto con él... pensaba ilusamente que me había convertido en una nueva persona, segura de si misma, fuerte y que estaba muy por encima de esa estúpida sensación, y aquí estaba de nuevo conmigo.

Nadie antes me había puesto celoso... que significaba eso? que me había vuelto débil? que me estaba enamorando? todo a la vez? nada de eso?

Lo cierto es que pasarme la mayor parte del día estudiando para mi carrera no me dejaba mucho tiempo para pensar y afrontar las cosas con más calma y mejor, pero tenía que hacer lo que podía con eso.

Es simplemente... que vuelvo a sentirme vulnerable, vuelvo a sentir esa chispa, vuelvo a tener ese deseo, pero me asusta que todo se derrumbe otra vez. Después de todo me cuesta abrirme por algo, pero una vez lo hago...

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