jueves, 5 de diciembre de 2013

13

13, el número de la mala suerte.

El nunca había sido supersticioso, hacia tonterías como echarse la sal por la espalda cuando caía, tocar madera, y otra serie de ejecuciones sin sentido arraigadas años atrás por un habito innato en su madre. Sin embargo ya fuera por mala suerte, karma, destino, o simplemente series causales de hechos con sus consecuencias, 2013 había sido un año con un aplastante balance negativo.

Era esa clase de persona que no se cansaba de soñar, que empezaba más proyectos de los que sabia que podía abarcar por la mera ilusión. Alguien con esperanzas, expectativas, ideas alocadas y algunas ciertamente cursis. Una caja repleta de inseguridades apunto de estallar, las mismas que serían, como siempre, la mayor fuente de sus problemas.

Con todo lo bueno y lo malo el estaba contento con quien era hasta cierto punto, cierto es que siempre había sentido que la gente se aprovechaba de el, pero no podía evitar seguir perdonando a los que le hacían daño e intentando encontrar la felicidad, cambiar eso simplemente era como ir contra su propia natura, algo impensable en aquel momento de su vida. Y entonces llego 2013.

La perdida de su primer (y que el pensaba sería único) amor, la aplastante realidad de como era la universidad en medicina, la competencia, las puñaladas, el tiempo reducido a escaseces, su cuerpo degenerando por los exámenes, lo que hasta entonces parecía todo su mundo cayéndose a pedacitos uno a uno.

Y cambio...

Mientras lloraba sobre sus apuntes estudiando los exámenes finales, entre las miradas de asco a su cuerpo mientras luchaba por cambiarlo, en esas noches tan frías abrazando una presencia inexistente en su cama, se volvió más fuerte, pero a que precio.

El pequeño lleno de ilusiones y esperanzas no era más que una cascara vacía de lo que había estado allí alguna vez. Los sueños y las ideas alocadas fueron sustituidas por amargura y cinismo, su apertura y cariño se entremezclaron con desconfianza y miedo, el amor que guardaba en el interior de su corazón se volvió oscuro, se corrompió, se convirtió en una bestia sedienta de ser satisfecha que no se conformaba con nada que no fuera el premio que se le antojaba en el momento. La magia dio paso a la brujería, y poco a poco comenzó a  encerrarse en si mismo, comenzó a envidiar todo y a todos los que lo rodeaban, codiciaba sus vidas, o tal vez cualidades que tenían, se convirtió en un monstruo.

De pronto un día se despertó, y al observar su rostro en el espejo no pudo hacer otra cosa que llorar, ¿Qué había pasado? ¿Donde se había torcido todo?

Que había sido de esperar el amor verdadero que lo haría ser feliz para siempre?

Que había pasado con su ilusión por su futuro y las esperanzas en la gente?

Que ocurrió con aquello de disfrutar de las pequeñas cosas...

Se sentía más solo que nunca, rodeado de personas, compañeros de clase, amigos, familia, y aun así todo tenia un pero. Sabia que estaba entrando en una espiral autodestructiva, el problema, era que saberlo no era suficiente para poder solucionarlo. Tal vez tenga algo de suerte esta vez, tal vez 2013 se acabe de una vez y el siguiente año deparé un futuro más prometedor, y si no, siempre podía ir como un robot por la vida.

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